La adolescencia es un periodo difícil. Todo nos parece mal, el mundo no sirve de nada, y lo único por lo que vale la pena el esfuerzo, es ligarse a alguna chica guapa para saciar el apetito de nuestras hormonas. De cuando en cuando, la muerte se muestra como el camino más adecuado, alimentada por una desidia mucha veces artificial y el no querer o no poder encontrarle un sentido. Es en este momento cuando decidimos entre ser una cifra más en la estadística de suicidios, convertirte en un asesino, o solo cerrar los ojos esperando a que pase pronto.

Desde esta esquina se sitúa “La pistola de mi hermano”, segundo libro del autor madrileño Ray Loriga, que llega a golpearnos con la dureza del cansancio, la desesperanza, y la apatía “grunge” de principio de los noventas.

“El día que supimos lo de Cobain, tres días después de que se disparara en la boca, mi hermano me dijo:

- Hay muchas maneras de acabar con un buen chico, algunas se ven y otras no hay modo de verlas.”

La historia esta contada por el hermano menor de “el ángel de la muerte”, apodo recibido por el protagonista después de matar al guardia de una tienda que lo detiene acusado de robo, con una pistola que había encontrado días antes en la basura. Después de este acto, empieza una frenética marcha hacia su destino, acompañado por una hermosa joven, que como él, se encuentra cansada de su vida, y que esta dispuesta a todo, con tal de no volver a ver a su padre golpeador, esperando solo recibir a cambio un poco de afecto.

Lo interesante de esta historia sencilla, es como Loriga logra retratar el accionar de los medios de comunicación, que tiñen todo con su amarillismo enfermizo, y de la policía, que más que velar por la seguridad de la ciudadanía, buscan un blanco sencillo al cual dirigir sus balas.

Cabe destacar que “la pistola de mi hermano” tiene como titulo original “Caídos del cielo”, y que es renombrada después de ser llevada al cine por el mismo Loriga, el cual ya había tenido guiños con la pantalla grande cuando fue co-guionista de “Carne trémula” de Almodóvar. A diferencia de “Carne trémula”, “La pistola de mi hermano” tiene un paupérrimo éxito de taquillas.

El libro cuenta con una serie de referencias musicales, presentando un soundtrack completamente Grunge-Alternativo, paseándose por Nirvana, Sonic Youth, Stone Temple Pilot, etc., aparte de destacar a ídolos de la “cultura Pop”, como Bruce Lee, Harry Dean Stanton, y hasta Michael Jackson.

“Ella estaba cantando algo, de Sonic Youth creo, hacía ruidos con la boca imitando las guitarras distorsionadas. Cantaba un poco de la letra y luego hacía lo de las guitarras. No le salía nada de mal. Cuando terminó la canción se quedó muy seria como si hubiese recordado algo triste”. Con estas frases simples, Loriga nos muestra que a veces “los grandes éxitos de Dios”, es un mal disco, que muchos no queremos comprar.

* publicado en revista Rockaxis, año 2006