CRITICO A SUELDO: diciembre 2006

Editorial Anagrama.
Sexta edición Argentina, año 2006.
365 páginas.

El mundo es un sitio raro, de eso no cabe duda, donde cotidianamente debemos enfrentarnos a una serie de personajes y situaciones surrealistas, que escapan a cualquier lógica, a cualquier decoro. Cada mañana hay que abrirse paso entre la multitud de “Freaks” que repletan las calles, oficinas públicas, lugares de trabajo y hasta nuestro núcleo familiar, acorazándonos en la siempre incestuosa desidia y en el amargor de la cafeína.
De esto sabía muy bien John Kennedy Toole al momento de escribir “La conjura de los necios”, inteligente y acida novela, que viene a reflejar la vida de la clase media norteamericana de los años sesenta, conjugando entre sus paginas un sarcasmo exacerbado y una bufa hacia el stablishment, en un relato incisivo y preciso, que no de santo con cabeza.
Esto reflejado en el personaje de Ignatius Reilly, un adiposo misántropo que hace gala de los peores defectos de la sociedad: egoísta, rastrero, mentiroso patológico, cobarde, reprimido, caprichoso, repugnante, entre otros; sirviendo de amalgama a una serie de historias paralelas, que se van a tener como escenario la carnavalesca cuidad de New Orleáns.
Pero Reilly no es el estereotipo de gordo cervecero que se sienta frente al televisor a embrutecerce, sino un intelectual incomprendido, dada la carencia social de una “teología y geometría”, que declara bajo su prisma anacrónico de católico reaccionario, añorante de una monarquía autoritaria de tipo medieval.
Acompañándolo en este excéntrico carrusel, nos encontramos a Irene Reilly, madre de nuestro anti-protagonista, que destaca por su histrionismo y conservadores comentarios; a Myrna Minkoff, ex novia de Reilly, quien da como causa de todos los problemas del mundo algún desorden sexual; el patrullero Mancuso, perdedor por excelencia y su tía Santa, única conexión con el mundo real para la señora Reilly.
Ignatius, patán de tomo y lomo, se ve en la obligación de salir a trabajar, dado a una deuda contraída por su madre en un accidente automovilístico. En la búsqueda desempeña trabajos de archivador en “Levy Pants” (compañía de pantalones por lo demás obtusa) y de vendedor de salchichas para “Vendedores Paraíso inc.”, donde el uniforme de trabajo es un disfraz de pirata y el modulo de ventas una salchicha gigante. En estos trabajos no hace más que sembrar un caos, que como bola de nieve va incluyendo a todos hasta generar una avalancha de situaciones confusas.

Cabe destacar que esta novela fue escrita en 1962, cuando Kennedy Toole realizaba su servicio militar en Puerto Rico y que es publicada póstumamente gracias a los esfuerzos de Thelma Toole (madre de John), once años después de su suicidio, asfixiado por el escape de su automóvil. Aun bajo estas condiciones, recibe el premio Pulitzer, un año de su publicación.
Kennedy Toole hace gala de una lucidez envidiable, donde nada sobra, logrando enfocar sutilmente cada uno de los espectros que pueden existir en cualquier agitada sociedad, condensando un humor mordaz con una amargura critica y profunda, propia del analista capcioso que desconfía de todo. Toole logra reflejar al ser repulsivo, ese que todos odiamos y maldecimos, ese ser que aunque no queramos, todos llevamos dentro.